12 a las 21:00, 13 a las 19:30
Lugar: Teatro Cánovas de Málaga
Precio: 13 €
En 1932 se publica en la revista Nouvelle Reveu Francaise la primera definición de Teatro de la Crueldad. En ella Antonin Artaud no dudaba en afirmar a su querido amigo Jean Paulhan que “la afición a los espectáculos divertidos nos ha hecho olvidar la idea de un teatro serio que trastorne todos nuestros preconceptos, que nos inspire en el magnetismo ardiente de sus imágenes y actúe en nosotros como una terapéutica espiritual de imborrable efecto”. Ante el convencimiento de que el público piensa ante todo con sus sentidos y de que es absurdo dirigirse preferentemente a su entendimiento, como hace el teatro ordinario, el Teatro de la Crueldad propone un espectáculo de masas: busca en la agitación de masas, tremendas, convulsionadas y lanzadas unas contra otras, un poco de esa poesía de las fiestas y las multitudes cuando el pueblo se vuelca en las calles.
GL Producciones ha querido rescatar la que es una de las mayores expresiones del Teatro de la Crueldad, La reina de la belleza de Leenane de Martin Mc Donagh, que recibió el Premio de la Crítica de Nueva York a la mejor obra del año 1998. La pieza explora los principios básicos del Teatro de la Crueldad a través de la relación entre dos mujeres, madre e hija, y dos hermanos, Pato y Ray. Estos cuatro personajes cobran vida en un melodrama ácido, en un pueblo perdido donde buscan una salida a sus miedos, su soledad, y sus ganas de vivir en algún lugar donde, por qué no, la vida tiene que ser otra cosa Martin Mc Donagh va más allá de lo puramente intelectual, huye del discurso, de la comodidad y busca en el límite entre la ternura y lo brutal que el espectador permanezca sin recostarse en la butaca, atrapado en una realidad que le sorprende por su cotidianidad, por lo coloquial del lenguaje, y es esa misma cotidianidad y sencillez lo que permite entrar e involucrarse en la profundidad de los personajes, en los planteamientos de las situaciones, en el desarrollo de la trama y en el ritmo de las escenas. La inteligencia y el talento del autor no se ponen en primer plano, están al servicio de la historia, se hace cómplice pero maneja los hilos sin pretensiones y es ahí donde radica su grandeza.
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